Está bien. Llevo un tiempo, entre
largo y eterno, tratando de incluir una entrega semanal en el blog, con el
incierto nombre que ustedes han leído ya en el título.
¿Pero por qué de eso? ¿si podríamos escribir sobre el
amor, la poesía, el devenir existencial de nuestras vidas, la política, la
defensa de los desvalidos o la paz mundial? Bueno, la respuesta es: porque sí.
Pero explico. Tal vez la cuestión sea pueril, vanal e
intrascendente. Y sin embargo, hay puntos que, sin duda, son dignos de
analizarse al abordar un tema como el del entretenimiento para adultos, en
cualquiera de sus formas. Y en este caso, no me pareció tan malo referirse a
aquel que tiene como principal ingrediente el baile erótico de una persona,
mientras se despoja de sus ropas.
Antes de iniciar con esta
profundísima disertación en la materia, aclaro unas cuantas cosas:
1.
La intención aquí NO es defender al ‘Table
Dance’ como una forma de entretenimiento digna de aplauso (aunque, sin duda, se
gana cientos de miles de aplausos al año…) a la luz del contexto social que lo
motiva, entendiendo que se trata de una
actividad a la que muchas mujeres son arrastradas día con día por falta de
oportunidades, o por amenazas de grupos delictivos dedicados a la trata de
personas. Y sí, se sabe que en algunos casos, algunas mujeres laboran ahí por
convicción propia. Pero no se trata de defenderlo y, ni siquiera, de analizarlo como fenómeno social.
2.
Tampoco, y más allá de la vertiente social antes
descrita, se trata de contribuir a acrecentar ese aura de “lugar romántico-decadente
por excelencia” o “inspiración de los poetas malditos” que muchos le atribuyen al Table, o
presentarlo como el “sitio de sublimación de las pasiones en el que el amor se
viste de realidad y pierde las excusas para, finalmente, ser lo que es
realmente: una transacción.” No. No creo en ninguno de esos postulados ni los
considero como defendibles, al menos para mi propio contexto y concepción de
las emociones humanas y sus relaciones.
3.
No percibo al ‘Table Dance’ como la torpe excusa
ni el patético sustituto al que acude el hombre en busca de ‘cariño’ y/o a
sentirse ‘conquistador’ a cambio de generosas donaciones de efectivo.
4.
No me la paso en el Table. En serio.
Y ya. No se me ocurre algo más
que debiese ser aclarado.
Entonces, ¿de qué se trata todo esto?
Bueno, sí se trata de algo. Del
Table Dance, por supuesto, pero, sobre todo, de la música apropiada para el
Table Dance.
¿Cómo que apropiada?
Digamos que… cada quién tiene sus
gustos y sus juicios. Y hasta sus prejuicios. Habrá cientos, tal vez miles de
hombres y mujeres que suponen que basta largarse un reggaetón cualquiera en el
sistema de sonido, y que eso es suficiente razón para que una dama agite sus
curvas y se vaya quitando la ropa.
Yo… discrepo profundamente de esa
idea tan simple y reduccionista. Y pinche, además. ¿Cómo reggaetón?
Si bien, a la hora de ponerse
cachondos no hay mejor o peor música… no hay duda de que hay atmósferas mejor
creadas que otras. O, cuando menos, mejor musicalizadas.
Ante todo, hay que decir algo:
una profesional del ramo probablemente se reiría hasta partirse la mandíbula de
toparse con estas ridiculeces que escribo. En el table, la mayoría de los
clientes demuestra muy poca exigencia en lo que a música respecta. Y en otros
aspectos… probablemente también. Aunado a esta falla de origen, está el alcohol
que suele consumirse en estos lugares, y que en la mayoría de las ocasiones alcanza
niveles de ingesta equiparables a la cantidad de agua marina que se tragó el Titanic.
Es decir, se bebe en cantidades industriales y, como en algunos sitios lo que
te dan son alcoholes –literalmente- industriales, la combinación de gran cantidad + mínima calidad hace que los niveles de exigencia decaigan aún más,
muy rápidamente y en todos los sentidos.
Todo este inútil párrafo anterior
quiere decir que la profesional del ramo suele trabajar frente a un público que
no demuestra tener expectativas demasiado elevadas. Creo yo.
Por esa razón, para una bailarina de table, el ponerse quisquillosa en la selección musical, o las rutinas de danza, pudiera significar un innecesario gasto de tiempo y energía. Aunque hay casos de profesionalismo, más allá del deber, en cualquier lugar.
Por esa razón, para una bailarina de table, el ponerse quisquillosa en la selección musical, o las rutinas de danza, pudiera significar un innecesario gasto de tiempo y energía. Aunque hay casos de profesionalismo, más allá del deber, en cualquier lugar.
Pero…
¿Qué hay de la bailarina amateur?
¿O hasta del bailarín improvisado, si nos mostramos incluyentes? ¿Qué ocurre cuando una persona neófita en
el tema quiere hacerle un balecillo erótico a su pareja? Es a usted, dama,
señora, señorita, y tal vez hasta caballero, a quienes va dirigida esta humilde
serie de sugerencias. Usted puede tomarlas o no tomarlas, pero, al final, como
todo bloggero, yo me conformo con que usted se digne a leerlas.
LOS ANTECEDENTES Y EL ACERVO.
Ya. Juro que este es el último
preámbulo antes de comenzar a ametrallarlos con canciones.
Hago un rápido recuento de
antecedentes: hace algunos años, por razones completamente divergentes del
tema, me puse a armar una lista para el iPod llamada “Inmortales del Table
Dance”. Al comenzar a intentar recordar temas que pudieran ser usados como fondo musical para un baile de esta naturaleza, me topé con que no
recordaba casi ninguno. O muy pocos.
En mi intento por dar con sugerencias para alimentar mi lista, sin tener que ir a gastar el dinero y el apellido en todos los ‘tables’ de la ciudad, busqué en internet la existencia de listas, que en algún momento dado hubiesen elaborado hombres y mujeres preocupados como yo por el arte y la cultura.
En mi intento por dar con sugerencias para alimentar mi lista, sin tener que ir a gastar el dinero y el apellido en todos los ‘tables’ de la ciudad, busqué en internet la existencia de listas, que en algún momento dado hubiesen elaborado hombres y mujeres preocupados como yo por el arte y la cultura.
Curiosamente, encontré una
ausencia casi total del tema en la red. No sé cómo sea ahora, esto fue hace ya
más de un lustro pero… sí me pareció una carencia casi imperdonable. La mayoría
de los listados que encontré fueron en inglés, elaborados por algún gringo
calientón, que ponía mucho énfasis en canciones muy gastadas y, también en
canciones cuyas letras eran
claramente eróticas y, en su norteamericana mentecilla, alcanzaban
perfectamente a colarse en cualquier table dance y ser muy aplaudidas.
¡Oh, carencia de carencias! ¡Oh, enanismo
mental del anglosajón promedio!
¿Cómo va a ser posible que el único criterio
para elegir canciones con estos fines, sea la letra? ¡Voto a la furia Chechena
que…! En fin.
Debo decir que yo doy poco peso a
eso de las letras. Si me dan un salmo con música lo suficientemente cachonda
como para meterlo en la lista, yo lo meto. La letra me resulta lo de menos. Si me dan una
que hable de amor y desamor, también. O de ira y dolor. O del tremendo contexto de desigualdad social que priva en el mundo... también. Me importa un cuerno, siempre y cuando la canción sirva para lo que yo creo que puede servir.
¡Ah! Y volviendo al tema del
reggaetón, habrá quien me lo defienda como la música más cachonda del mundo. Y
sí, he visto videos de reggaetón con algunas bellezas tropicales que se
contonean con un talento de infarto al ritmo de ese popular… ‘género musical’.
Y además, ¿qué más teibolero que las letras de un reggaetón? “Mami yo te doy” “Mami
tú me prestas” “Mami, mami, mami…”
Mami.
Mami.
Es tan Edípico que lo descarto de
antemano y les comento que no encontrarán aquí una sola pieza de reggaetón. A
menos que alguien me convenza.
Esto me lleva a lo del acervo.
Ustedes dirán: ¿y para qué este
imbécil me receta tres cuartillas de antecedente si va a sugerir una estúpida
lista de 10 temas que –de seguro- ya todos conocemos?
Y bueno.
En realidad son 79.
Hasta el momento. Si ustedes
tienen alguna sugerencia y al autor del blog (osea yo) le parece MUY BUENA, la
lista podrá aumentar.
Pero por lo pronto, iniciamos con
estas 79 canciones.
No tendré el tiempo suficiente,
en esta ocasión, para listar ni siquiera las que conforman la primera categoría
pero… al menos les contaré las categorías, que son 10:
- LAS CLÁSICAS
- LAS DE LOS GRANDES
- LAS DEL ARRABAL
- EL NOMBRE ES BOND… JAMES BOND
- EN ESPANIOL
- JOYAS PERDIDAS
- LAS QUE NO IMAGINABAS
- POWER BALLADS
- RAREZAS
- ROCK N’ ROLL IS KING
Y ya.
Así que… si gustan acompañarnos
en este viaje, aquí estaremos, próximamente.
1 comment:
Espero con ansias esa lista de temas. Yo creo que el reggaetón podría funcionar en ocasiones especiales, pero habría que saber ejecutar con gracia el perreo.
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