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Tuesday, April 26, 2016

El Problema de Autopercepción en México.

Dado a que el artículo causó algo de revuelo el día de hoy por la mañana, me permito dejar aquí una traducción libre del mismo.

Se trata de "Mexico’s Self-Image Problem", artículo escrito por Ginger Thompson, y publicado en el New York Times.

Aquí, el vínculo al artículo original:


http://www.nytimes.com/2016/04/26/opinion/mexicos-self-image-problem.html


Y aquí, la traducción de su servidor. No sé si estoy de acuerdo con todo lo que en él se dice, ni cómo se dice. Lo que sé es que un punto de vista distinto puede ayudarnos a ampliar una visión que, por muchos momentos, nos ahoga y enceguece.

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El Problema de Autopercepción en México.


DURANTE mis muchos años como corresponsal en México, algunos de mis mejores reportajes tuvieron lugar alrededor de las mesas en las que cenaba. Así que, en un viaje reciente en el que regresé, cené con un buen rango de antiguos contactos, para actualizarme en el cómo está manejando México sus retos de mayor presión, como la masacre de estudiantes en el Sur del país durante 2014, que conmocionó al mundo y encendió protestas a lo largo de todo el territorio.

Pero, de lo único de lo que todos querían hablar, era de Donald Trump.

Mis compañeros de cena no estaban solos en su fijación. Cerca de una semana después, el gobierno mexicano anunció que pondría en movimiento a sus cuerpos diplomáticos para responder la retórica anti-México que emanaba de la campaña de Trump, la cual –declaró un funcionario al Washington Post- amenazaba con ‘dañar la imagen de México en los Estados Unidos’.

El domingo, de cualquier modo, México mostró que el daño más profundo a la imagen del país, es autoinflingido.

Un panel de investigadores independientes publicó su reporte final sobre la masacre en el estado de Guerrero, que dejó a 43 estudiantes de una escuela para maestros rurales en Ayotzinapa como desaparecidos y, presumiblemente, muertos. Sus hallazgos fueron devastadores.

El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), cuyo trabajo ha conducido al enjuiciamiento de militares colombianos de alto nivel, a un dictador guatemalteco y a compañías petroleras norteamericanas, no sólo aportó la más escalofriante reseña de lo que los estudiantes sufrieron durante aquella noche en septiembre de 2014, sino que también mostró que el gobierno mexicano ha, por decir lo menos, conducido mal la investigación, y muy posiblemente ha intentado el encubrimiento.

Como fue reportado por el New York Times, el panel describió una noche “de confusión y terror”, con oficiales de la policía utilizando los sistemas de comunicación oficiales para monitorear una caravana de autobuses llena con estudiantes. Uno de los choferes de estos autobuses recordó a los oficiales apuntando su arma a los estudiantes, diciendo “los vamos a matar a todos”.

Una de las teorías del grupo fue que los estudiantes, sin saberlo, habían abordado un autobús lleno con heroína de traficantes de droga. Para ayudar a los traficantes a recuperar su droga, las autoridades apostaron bloqueos en carreteras para interceptar a los autobuses, y después les dispararon.

Los miembros del panel expresaron su profunda frustración de ser incapaces de llegar al fondo de esta hipótesis, y otras, por la secrecía y tardanza de las autoridades mexicanas. También acusaron al gobierno de permanecer sospechosamente callado durante una maliciosa campaña en medios que buscaba desacreditar el trabajo del grupo.

Los funcionarios parecen estar más preocupados con las rastreras declaraciones del Sr. Trump acerca de su país y su gente, entre ellas, el referirse a los mexicanos como ‘violadores’. Estas son, por supuesto, infundadas y ofensivas. Pero ¿cómo puede mejorar realmente la imagen de México si sus líderes fallan en demostrar algún nivel de compromiso para acabar con los abusos e impunidad que importan más a su propia gente?

Después de la publicación del reporte, la condena se derramó con abundancia. “Si así es como México investiga los casos de alto perfil, imaginen lo que ocurre cuando nadie ve”, escribió Eric Witte, un ex consejero, al presidente de la Corte Penal Internacional. Erika Guevara-Rosas, la directora de Amnestía Internacional para las Américas, dijo a The Associated Press, “Parece no haber límites a la determinación absoulta del gobierno mexicano para esconder la tragedia de Ayotzinapa bajo la alfombra.”

Los académicos, abogados y otros mexicanos con quienes conversé recientemente, se sorprendieron de lo mucho que la imagen del presidente Enrique Peña Nieto ha decaído en sólo 2 años, cuando era aclamado en la portada de la revista Time como el salvador de su país.

Presentándose a sí mismo como una nueva clase de político mexicano, el Sr. Peña Nieto se enfocó en promover reformas económicas y descuidó los asuntos de seguridad – como las decenas de miles de personas que han sido asesinadas o desaparecidas como parte de la lucha del país contra los traficantes de drogas- que definieron la agenda de su predecesor. Respondió al amplio reclamo sobre la masacre de los estudiantes accediendo a invitar al panel de expertos independientes a revisar el caso, una maniobra sin precedentes en México. Pero una vez que quedó claro que el panel no serviría como comparsa, una campaña de desprestigio cuidadosamente calibrada dio inicio, y la petición del panel para contar con más tiempo para concluir su trabajo fue negada.

Lo que obtuve de las conversaciones con los mexicanos con los que hablé –quienes son en su mayoría personas que viven en ciudades, no en comunidades rurales- fue cinismo acerca de la idea de que las cosas pueden mejorar, y una exhaustiva relación de historias de abuso y corrupción. La campaña del Sr. Trump, por otro lado, podría ser menos relevante, pero oprime los botones nacionalistas mexicanos. Los mexicanos son enseñados desde la primaria a ser desconfiados del tío Sam. Es muy fácil tomar la retórica del Sr. Trump como un ataque personal, y exigirle al gobierno hacer algo al respecto.

El Sr. Trump está siendo, en parte, usado por el gobierno como una distracción. Es más simple enfocarse en los demonios extranjeros, que en los internos, particularmente cuando el extranjero derrama las actitudes racistas que –sospechan- muchos norteamericanos comparten. “Siempre ha sido más fácil para el gobierno mexicano unir a la gente en torno a preocupaciones sobre intervenciones externas, que en torno al duro trabajo que necesita hacerse para reformar el país”, dijo Andrew Selee, un académico del Centro Woodrow Wilson.


Esa dinámica tiene un papel más notable en los medios, que dependen de los cientos de millones de dólares que el gobierno invierte en anunciarse. Un día después de que el panel anunció su reporte, uno de los diarios principales de México, El Universal, publicó la historia al final de la primera plana. A ocho columnas, estaba una entrevista con el nuevo embajador de México en Washington, describiendo sus planes para responderle al Sr. Trump. El encabezado decía: “Sada: no será México punching bag de EU

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Wednesday, October 29, 2014

CHISMES DE LAVADERO (I)

Estamos en el peor de los escenarios: los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa no aparecen. Y nuestros políticos, tanto los profesionales como los espontáneos, están en el más pleno ejercicio de aquello que denota una condición médica patológica conocida como "Caldearlosánimosaloimbecilosis Aguda", que también se conoce como: "Gastar tiempo y energía en pendejadas". Veamos algunos hechos:

1. Los Abarca son los lobos malos de este cuento. De eso, parece no haber ninguna duda. Ellos ordenaron la detención y desaparición de los participantes en la protesta, según han confirmado diversas versiones, mientras ellos acudían tranquilamente a un baile del pueblo. 

2. Ahora la pregunta que flota en el aire ya no parece ser: "¿en dónde están los Abarca?" y, mucho menos: "¿En dónde están los 43 desaparecidos, o sus restos... o alguna señal de su destino?". No. La pregunta de moda en este momento es: "¿Y quién, en algún momento de la historia, se tomó fotos con los Abarca?" Eso, amigos míos, es lo importante, lo que cuenta. A quien culpar de complicidad sobre el argumento más estúpidamente endeble que pueda imaginarse: cualquier foto de campaña o actos públicos en los que el alcalde prófugo y/o su esposa hubiesen aparecido. 

3. Entiendo que el comunicado que disparó aún más la efervescencia de las acusaciones, condenas y peticiones de cabezas de uno y otro bando -bandos conformados, en este caso, por la izquierda morena y por el PRI de siempre-, es aquel que se publicó el domingo, en el que el líder del PRI hacía señalamientos de complicidad por el supuesto conocimiento de Andrés Manuel López Obrador de los nexos de Abarca con el crimen organizado, en el momento en el que fue postulado por el PRD como candidato a la alcaldía. Fue, sin duda, un golpe bajo, barato y fuera de lugar. Pero, ¿a que no saben qué? El primer golpe no lo dieron ellos, esa fue la reacción, vulgar sin duda, injustificada a todas luces, pero explicable.

4. El primer golpe lo dieron toooooodos aquellos fervientes aborrecedores de Peña Nieto, que en todo lugar y en todo momento se siguen aferrando a consignas y hashtags como #RenunciaEPN, vinculando directamente la permanencia del primer mandatario con la imposibilidad de encontrar a los desaparecidos. Debo decir que no tengo ninguna objeción en que Peña Nieto renuncie, ya que no le tengo ni simpatía, ni confianza. Sin embargo, en serio, en el mundo real, en este México en el que vivimos ¿qué creen que implicaría la renuncia, jamás vista, de un Presidente? No, tranquilos, no les voy a pintar un escenario de caos como el que acostumbran pintar muchos políticos cuando se plantea una situación que no les conviene. 

5. En el remotísimo y opiáceo caso de que renunciara Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República, creo que el país no colapsaría. No habría revueltas en las calles, no seríamos invadidos por potencias extranjeras, no nada. Tampoco ocurriría -y con esto no quisiera provocar las lágrimas y sollozos de los principales promotores de aquellos temas de #RenunciaEPN, aunque sé que de todos modos llorarán al leerme- ese tan esperado milagro de ver, ipso facto, elegido a Andrés Manuel López Obrador como Presidente. Yo les pregunto, ¿por qué habría de ser así? A menos que se tratara de una toma armada del poder, vía el golpe de Estado, AMLO no cuenta con nada que lo suponga siquiera como primer candidato a acceder a la anhelada silla presidencial inmediatamente, en caso de una renuncia espontánea del actual ocupante de dicho asiento. Discúlpenme, pero si la idea es "regresar a la democracia", entronizar a un tlatoani como López Obrador por la vía de la aclamación popular, sería justamente lo contrario a una democracia.  ¿Saben qué ocurriría? Que se tendría que convocar a nuevas elecciones, mientras se tiene un gobierno interino. Una vez que dichas elecciones las ganara -en caso de que ganara, claro- López Obrador, tendría que tomar posesión en un tiempo perentorio sensato no menor a 3 meses. Y claro, tendría que conformar un gabinete. Y dicho gabinete tendría que entrar en funciones, y entonces, comenzar a operar cualquier cosa maravillosa y visionaria que dicho gobierno tuviese a bien intentar operar. 

6. Pongámoslo en tiempos: si el día de mañana, 30 de octubre de 2014, se diera ese escenario de la renuncia que hace babear de emoción a los pejeaficionados, pasarían cuando menos 6 meses para iniciar cualquier labor del nuevo gobierno. Osea que por ahí de marzo o abril de 2015, tendríamos la oportunidad de presenciar las primeras acciones de gobierno que, por supuesto, no se notarían sino hasta algunas semanas después, en el mejor de los casos. 

7. ¿A que voy? A que exigir a voz en cuello la renuncia del presidente actual, poniendo como pretexto la necesidad de esclarecer inmediatamente los crímenes ocurridos en Ayotzinapa es, en mi opinión, una estupidez de proporciones que rebasan la esfera humana, la animal y la mineral. No tiene nada que ver una cosa con la otra. La renuncia de ese personaje no contribuye en nada, y sí entorpecería en mucho, el esclarecimiento de lo que sea que haya ocurrido en Ayotzinapa, si es que se esclarece alguna vez, esté el gobierno que sea en el poder. 

Como lo dije, no soy ningún fan de Peña Nieto, ni mucho menos me agrada que México haya regresado a un régimen que durante más de 70 años probó su incapacidad de hacer prosperar al país. Pero, si me disculpan, tampoco puedo estar a favor de un López Obrador quien, con sus acciones, ha demostrado tender a un sistema de gobierno por imposiciones, más que por consensos. Si no me creen, aquí les dejo otra perla para su reflexión: considero a López Obrador tan responsable como Peña Nieto de esa reforma energética que tanto les duele a los lopezobradoristas. ¡Ah! Y por cierto, ya que estoy en eso, les platico que esa tan aporreada reforma, es la más benévola de las que nos han empinado en este sexenio, pero en la siempre beligerante 'izquierda mexicana' son tan ciegos que no parecen darse cuenta, y prefieren aferrarse a la que es más fácil de vender. 

Y, por si a estas alturas se están preguntando por mi posible vinculación con la 'ultraderecha', debo decirles que la única cosa que se me pone ultraderecha es la ver... bueno, ya para qué seguimos por ese camino. Porque, a final de cuentas, tampoco intentaría siquiera defender los 12 años de gobiernos panistas como lo mejor o lo menos malo que le ha pasado a México. Ni siquiera se acercan a ello. 

Así pues, seguimos en un país en el que nos movemos más en el terreno de los chismes de lavadero, de los rumores de pasillo y los discursos de cantina. Y, por supuesto, en el activismo de sillón y de hashtag. Con todo eso, ahí la llevamos, y de seguro nos espera un gran futuro. 

Para contribuir con todo ello, que tan pintoresco es, les dejo esta foto con otros de los posibles cómplices de los Abarca, para que empiecen por favor a reportarlos como probables responsables de lo ocurrido de Ayotzinapa.


De izquierda a derecha: Mickey, Baby Bop, Lilo, Minnie, José Luis Abarca, Gaspar, Baltazar, Melchor, María de los Ángeles Pineda, Woody, Tigger, y un mono que no quiso dar su nombre. Si los identifica, repórtelos a la PGR




(Más chismes y rechismes nacionales, en nuestra próxima entrada, ¡no se despeguen de Botaneando, amiguis!)

Monday, October 13, 2014

DE CARTONES PROPIOS, ENTRADAS RÁPIDAS Y DERECHOS HUMANOS







Bueno, buenas noches a todos. De nuevo voy con una entrada rápida, corta... de esas que no me gustan. Ya luego les explicaré por qué, y cuál es el conflicto que ello me causa con el #RetoBlog. 

Sin embargo, esta es una gran oportunidad para poner otro... ¿cómic? ¿meme? ¿meme cómic? ¿rage cómic? En fin. Una composición gráfica de mi autoría. No les había contado, pero luego me da por hacer memes y cosas así. Hay un par de cosas mías por ahí flotando en 9gag... pero bueno. ¡Ah! Y el meme de la Rana René (Kermitt, para los menores de 3 años que nos leen) y Osorio Chong en una de mis entradas anteriores (esta), también es mío, lo aclaro para deslindar responsabilidades y, claro, prevenir posibles plagios. (Sí, seguro) 

Sé que es un cómic injusto. Sé que exagera los hechos que se han venido dando en México. Sé que el Ejército Mexicano probablemente no es el mayor o el principal de los participantes en los hechos en los que se ha caído en abusos a los derechos humanos y transgresión de la Ley. 

Es cierto. Y sin embargo... la imagen que vuelve a dar México ante el mundo, respecto de sus autoridades en general, sean policiales o militares... es vergonzante. Y no, no me hace eco únicamente la supuesta solidarización de Umberto Eco con las víctimas de Ayotzinapa en Guerrero... es que, de verdad, no tenemos ni idea del impacto que acciones como esa tienen a nivel internacional.

Todo ese teatro, o bueeeno, no le llamemos teatro. El esfuerzo que haga cualquier gobierno, de la extracción partidaria que gusten o manden, para posicionar a México ante el orbe como nación cambiante, se va directito a la chingada con hechos como lo ocurrido en Tlatlaya, en Ayotzinapa en... ¡tantas partes! 

Me molesta. Y me molesta, precisamente, por ser algo injusto. Los hechos, y las consecuencias, ambos son enteramente injustos. No todos somos así. No todos los militares son así. No  todos los elementos de las fuerzas federales de la policía son así. No todo policía estatal o municipal, es así. Y, sin embargo... las acciones de unos pocos, terminan convirtiéndose en el hermoso acto de arrojar una cubeta llena de mierda a un ventilador encendido a toda velocidad. ¿Saben lo que pasa? Sí. Nos salpica a todos, sin excepción.

¿Es un problema de instituciones? ¿De educación? ¿De genética? No lo sé. Algún día les plantearé mi teoría de que, por mucho que nos duela, nuestras autoridades nos representan. Sí, gobiernos, legisladores, políticos, policías... nos representan. Representan el día a día de ese mexicano al que le valen madre tantas cosas, el que golpea a su esposa, el que se acuesta con las que puede... "psss... porqueaiquesercabróon", el que se pasa el alto... "porque chinguen a sumadre, yo traigo prisa"... el que durante la protesta social estudiantil quema con bomba molotov a un policía al que jamás había visto porque "pssahueeevooo, pinches ojetes represores eso se merecennn" ...

Todo eso, combinado con un poquito de poder ¿saben qué da como resultado? Ayotzinapa. Tlatlaya. Aguas Blancas. Tlatelolco. 

La que me digan. 

Y ya, por hoy me despido. Pensemos en qué somos. Pensemos en qué queremos ser. Y pensemos si no, tal vez, en realidad somos lo que somos, y tal vez nomás decimos que queremos ser algo que realmente no queremos ser. Tal vez aceptarlo nos pondría en el camino de dejar de pretender que queremos respetar cosas que, ni entendemos, ni nos interesan...

¿Derechos?

¿Derechos humanos?

¿Ética?

¿Respeto a los otros?

¿Respeto a los pinches gays? 

¿Respeto al ojete vecino que ni me saluda?

¿Respeto a otras especies?

¿Qué es eso?

¿Para qué es eso?

¿Por qué yo tendría qué hacerlo?