Tuesday, October 14, 2014

CONSECUENCIAS DEL #RETOBLOG (Y REALISMOS ANORMALES)

Pues, heme aquí, en esta diaria lucha para cumplir con los preceptos y mandatos del #RetoBlog. 

Debo decirles que vamos casi a la mitad, y no me ha sido fácil. Uno de los participantes me daba un amable consejo acerca de sentarse y comenzar a escribir, argumentando que los temas van saliendo por sí mismos. En realidad, debo confesar, ese no es mi problema. Tengo muchísimos temas guardados en algún sitio de la memoria, sobre los que escribiría páginas y páginas. Mi problema se reduce al tiempo para hacerlo. Este #RetoBlog ha llegado en un momento laboral en el que las exigencias, de un día para otro, han aumentado de manera considerable. Esto reduce muchísimo mis tiempos y... por tanto, mi posibilidad de vertir esos tan canturreados temas de mi mente al papel virtual.

Ya sé, ya sé... si escribiera entradas con menor extensión, todo esto se facilitaría considerablemente. Pero, si bien soy plenamente consciente de que la extensión no aporta calidad al texto, en mi caso escribir menos de 30 líneas me resulta casi deprimente cuando se trata de un blog. Es un paradigma o prejuicio personal, si ustedes quieren, pero... critico muy duramente mis propios textos. Todo el tiempo. Y si no encuentro en ellos algo que me guste leer a la cuarta o quinta relectura, los desecho. O los publico como quien se toma una medicina de sabor a náusea pura: "está bien... si no hay de otra..."

Pero bueno, ese es parte de mi proceso como redactor de blogs. Debo entender que no se trata de una tesis, sino de una entrada virtual. Encontrar el justo balance entre cantidad y calidad, ¡oh amigos! es el arte. ESE es el arte. 

En esta ocasión, los ires y venires del día me han hecho llegar hasta este, mi momento de abordar el #RetoBlog de hoy y... de nuevo tengo temas, y poco tiempo para dibujarlos en este papel de bits y bytes.

Sin embargo, siempre hay trucos bajo la manga, y ahora recurro a uno que pudiese resultar barato pero... tiene sentido. Explico.

Hace algo así como 4 años, durante el 2010, renuncié a otro trabajo de Godínez que tuve (yo soy un Godínez de esos con maestría y probablemente voy para el doctorado) y bueno... todo indicaba que mi futuro sería próspero y lleno de promesas alcanzadas por este self made man que era yo mismo. Osea, creí que me iba a ir muy bien moviéndome por mi cuenta. Y bueno, la realidad observó toda mi buena intención con una muy burlona sonrisa en el rostro. Terminó probándome, en menos de un año, la futilidad de aquellas promesas que yo suponía tan asibles. Más aún, me demostró con muy contundentes matemáticas aquello de que lo que parece un superávit se transforma en déficit con el sólo hecho de anular el ingreso. ¿Pueden creerlo? Pues sí, se los juro. 

Pero la idea aquí no es hablar de lo perdido, sino de lo encontrado. En efecto, durante ese año de tropiezos en el terreno de la autogestión laboral, también busqué explorar esa vertiente de escritor que siempre me he asegurado tener. "Oiga usté, pues es que en serio usted escribe retebonito", le digo constantemente al tipo que me ve desde el espejo. ¡Y el güey se la cree! Pero bueno, ocurrió entonces que, intentando abordar esa vena literaria que sentía yo latir con tanta fuerza, me metí a un cursito de tres semanas de Creación Literaria. Éramos un grupo reducido, tres o cuatro asistentes, y el maestro, Óscar Medina, a quien le debo el invaluable regalo de haberme abierto los ojos a muchas vertientes y requisitos de la escritura que yo no imaginaba. El curso lo tomamos a través de Editorial Endora, lugar de ensueño en donde, posteriormente, tuve la oportunidad de trabajar por unos meses. Si no los conocen... dense la oportunidad de conocer lo que hacen. Su convicción y compromiso por ese mundo de la literatura independiente que está cada vez más cercana a su extinción, es realmente inspirador.

El caso, porque como siempre ya divagué, es que dentro de nuestros ejercicios de creación literaria, intentamos abordar un subgénero de la ficción al que llamamos "Realismo Anormal". Sus características no las pondré a su consideración en esta entrada porque me voy a extender mucho más. Lo que haré, ante mi incapacidad de desarrollar en este momento algún otro de los temas que tengo pendientes en el #RetoBlog, es intentar presentar algo de lo que, bajo esa premisa, llegué a parir en mis esfuerzos creativos en aquel año de descubrimientos, carencias, y realismos anormales.

Estos, damas y caballeros, son mis realismos anormales:



Sin título I


El gruñido del cerdo fue un llamado del destino. La convocatoria anómala, extensiva, incluyente, a aquel aquelarre que era preparado desde un infinito tiempo atrás. Todo ocurrió en la primera granja de Carolina del Norte. Era histórica, un símbolo, un emblema. Iniciar El Fin desde ahí era un mensaje claro e indiscutible, arrojando la evidencia de que una era concluye y ninguna otra inicia. Los cerdos, todos ellos, entienden lo que deben hacer. Es el amanecer del día cero, en el momento preciso de un alba que será la última.

Setenta minutos después todo cambia.

El cerdo levanta el cuchillo con la verga (sí, con la verga, así lo levantan los cerdos) y lo descarga entre los ojos del hombre atado a la mesa. Se agita, las sangre salta, el cuerpo tiembla una o dos veces. El grito cambia de forma y sale reptando por las paredes. Poco después, encuentra el pozo de agua y menos de cuatro horas más tarde, ha destruido por completo el universo. 


Las aves de paz, esas blancas, hermosas y sublimes aves de paz, salen volando con entrañas humanas colgando de picos y patas, anunciando la buena nueva de la redención. Llevando el mensaje de bienaventuranza a todos los rincones de la tierra, y sus alrededores... que ya no existen.




Sobre el cigarro...


Mi amigo se apresta a tomarme la garganta, con mano firme, resuelto a cortarme el resuello sin que ello le pese, pues, al final, es mi amigo, sólo eso.

Se acercó a mi de manera casual, sin presentarse como persona ni grata, ni ingrata. Me acompañó durante una o dos noches de bebida sin que yo comenzara a considerarle mi amigo realmente. Eso fue hasta mucho después. 

Poco a poco, fuimos coincidiendo en más ocasiones. Siempre prestó el oído en la quietud del silencio. Pero su conversación no se regateó cuando también fue necesario. Él acudía a los mismos lugares que yo, al principio por invitación de otros. Después, comencé a invitarlo yo mismo. 

Se volvió confidente y consejero. Compartió a mi lado enamoramientos, soledades y rupturas. Me acompañó a cantarle siete veces a aquella muchacha que jamás me devolvió la mirada. Estuvo presente en mis 20 minutos de nerviosa espera bajo aquel farol, mientras yo esperaba a esa rubia que, después de llegar en mitad de la lluvia, me arrojó al cielo que guardaba entre sus piernas, a la mitad de una isla de concreto, con colchón king size y sábanas de un color que no recuerdo, que flotaba a la mitad de un mar en calma, hecho de alfombra corriente, en la habitación de aquel hotel que ya no existe. 

Escuchó mis estúpidas quejas acerca de la música, la literatura, las mujeres, los políticos y el clima.

Creo que nunca me ha pedido nada. Sigue siendo mi amigo. De pronto, sin quererlo, me ha golpeado en los pulmones, quitándome el aire muchos ratos. Pero así es él. Así lo conocimos, yo y aquellos que lo seguimos teniendo como amigo.


Encendamos pues, otro amigo, otro cigarro, en esta noche de letras y cerveza. Que se nos escurra el silencio de su humo entre las manos y la boca. Que escribamos guiones porno o poesía sacra. Al final, la soledad no es mía, y la suya, es compañía.




SOMOS SEIS


Llevamos tres días aquí. Van a matarnos. No sabemos ni cómo, ni por qué, pero yo estoy seguro de que van a matarnos. Mis compañeros aún abrigan esperanza. Pero yo ya no. 

A Jacinto se lo llevaron hace más de una hora. Después, lo escuchamos gritando como jamás habíamos oído a nadie hacerlo. A Canelo lo sacaron después. Y ahora grita. No han pedido rescate, nada. Sólo matarnos. Nosotros no estábamos haciendo nada. Nos trajeron y nos encerraron. Nos mueven a golpes. Nosotros somos más fuertes. Pero ellos son más, muchos más. 


Hay gritos, allá afuera, que no entendemos. Sólo dicen: “¡Ole!... ¡Ole!”




El Hombre que Sudaba Arena


Litiasis Hidrodenítica Crónica. Así llamaron los médicos –siempre precisos, siempre categóricos – a la condición de Pedro. Sus padres lo notaron cuando lo tuvieron en casa, después de su nacimiento. Su piel estaba cubierta de un polvillo grisáceo, fino, que se limpiaba fácilmente, pero que jamás se iba del todo. Entonces comenzaron los estudios, las pruebas, el desfile de médicos que confirmarían lo obvio: Pedro sudaba arena. Le recomendaron, entonces, vivir en ambientes frescos, y nunca agitarse demasiado.


Pedro murió a los diecinueve años, en la noche en que, por primera vez, pudo abrazar otra piel desnuda que no fuera la suya.





El Ex - Preso Bipolar


Mario despertó esa mañana como lo haría cualquier otra, en el penal de La Palma. Sabía que esa sería su última mañana ahí, pero todas sus emociones eran muy diferentes a las que, hacía años, había imaginado que sentiría llegado el momento. El proceso de salida fue lento, casi rutinario. Veintidós años de reclusión no se acaban así como así. Siempre permanecen. 

Ya en casa, el primero en llamarle fue Carlos:

-¡Villanueva! Qué gusto escucharte, ahora libre, ¿no te lo dije? Saliste.
-Chingas a tu madre, Salinas.
-¡¿Qué?!
-Lo que oíste, que tengas un buen día. Abrazos. Realmente te aprecio.





UN DÍA DE TRABAJO


Por hoy, me voy a mi casa. Ha sido un día pesado y la verdad es que ya ni siquiera quiero ver los formularios de evaluación que tengo que llenar para registrar las pruebas que hice hoy. Por suerte ya llené ocho formularios y sólo me faltan dos de lo de hoy. Mañana temprano llegaré me echaré una media hora en llenar los dos. Finalmente, mañana es día de supervisión mensual y no atendemos pruebas en día de supervisión. Políticas de la compañía. Eso me dará algo más de tranquilidad y oportunidad de ponerme al corriente con lo que traigo rezagado. No es mucho: las dos evaluaciones de hoy, seis solicitudes que llegaron el martes, y el reporte mensual. Yo creo que mañana sí me salgo temprano para llegar con mi esposa y los niños.

La supervisión mensual, eso sí, me da algo de hueva. Se supone que debe llegar uno con cuatro días de abstinencia para la toma de muestra del espermocultivo, pero yo siempre llego como hoy, de un día para otro, y nunca me han dicho nada. El volumen de la muestra es el suficiente, supongo yo. Y luego viene el exudado uretral, que resulta ser la parte más incómoda del estudio. Te meten una especie de hisopo largo por el agujerito del pene. Bueno, no crean que lo meten así, completo, no jodan, sería una tortura y jamás iría a que me hicieran algo así. Solamente es como si metieran un poco la parte del algodón, lo necesario como para que te incomode, pero no tanto como para que te duela demasiado. ¡Ah! Y también te sacan un tubo de sangre para hacerle un V.D.R.L. Y es igual cada mes. Tal vez sea una hueva, pero también uno entiende que es necesario. No solo para evitar infecciones, SIDA y todo eso, sino también para mantener la imagen y estatus de la compañía, que se promueve como la primera en México en cumplir con todas las normas internacionales en la materia.

Hace apenas cinco años, hubiera sido impensable que alguien se tomara tantas molestias en el mundo del porno. Y en los inicios de la industria, ¡menos! Era suficiente tener una vieja de aspecto más o menos decente y dispuesta a coger en público, y un güey lo suficientemente pitudo como para no hacer el ridículo mientras se la cogía frente a la cámara. Lo demás era puro gozar. Tanto para los actores, como para los directores y resto del staff de producción. Dicen que muchas veces las orgías que se aventaban después de acabar las “tomas oficiales” de la película, estaban mucho mejor que el material que acababan de grabar. Pero claro, era “menos estético” porque entraban el pinche director gordo, las 4 fluffers -que mamaban como diosas pero tenían cara como de hiena malparida-, los maquillistas, que eran putos y cogían solo entre ellos pero les gustaba empezar a calentarse viendo a todos los demás; las vestuaristas, que a veces eran ya señoras casi cincuentonas pero sobre la marcha eran más calientes que todas las demás  y bueno... todos le entraban contra todos. Pero eso no era vendible al gran público (que ni era tan grande, ni era tan público). Por muy épica que fuera esa orgía, los participantes no entraban en el estándar estético. El porno amateur actual ha flexibilizado mucho esas normas, pero también le ha quitado como que el glamour a todo esto, ¿no?

Yo me dedico a probar bocas de actrices. Ese es mi trabajo. Antes, con que alguna llegara y se mostrara dispuesta a mamarla frente a la cámara, era como que más que bienvenida y se le pasaba directamente con el actor, a mostrar sus habilidades. Pero hoy en día se prefiere contar con actrices que realmente sepan hacer lo que dicen que saben hacer, y de acuerdo a criterios muy claros en cuanto a su especialidad. Y eso es lo que yo me encargo de evaluar. ¿Por qué? Por que muchas veces resultaba que la actriz decía ser toda una tragasables y a la hora de las tomas no llegaba a comerse ni la mitad de lo que el actor tenía en inventario. Y entonces había que repetir la toma, o quedaba mal, con una vieja toda llorosa, con el rímel corrido y cara de que iba a cantar “Oaxaca” en todo momento. Claro, dentro del género hay producciones que buscan de manera intencional que esos elementos de sufrimiento real o aparente de la actriz se muestren en la toma final. Pero cuando no es la intención, resulta muy incómodo que aparezcan.

Por eso, yo me encargo de probar de manera metódica a las candidatas. De cada una que llega, evalúo en general su aspecto, poniendo especial atención a la cuestión de la cara, porque yo debo enfocarme específicamente a las mamadas (creo que ya lo dije, pero bueno, por si no quedaba claro). En el formato se marca si la chava tiene una cierta característica racial muy clara: rubia, morena, mulata, negra, asiática, pelirroja, otra (especifique), y algunos aspectos muy claros de la boca: carnosa, delgada, definida, prognata, trompuda, etc.

Después, empezamos a revisar sus técnicas y capacidades. Primero, con todos los dildos que tenemos. Entonces, se evalúan aspectos como, iniciativa, amplitud, profundidad, ritmo, succión, actitud e imagen. El tamaño de los dildos tiene que ir desde el más enano, hasta los verdaderamente monstruosos. Y bueno, ya después, se evalúan los aspectos sobre el “instrumento real”, por así decirlo, que es el mío. No, no tengo pito de actor porno, pero estoy dentro del estándar general. Diecisiete de largo, tres y medio de diámetro.

Mi labor no es, como tal, verificar que la chica sea una tragasables. Yo me encargo de evaluar su respuesta ante diversos movimientos (cuando uno empuja el pito hasta adentro sorpresivamente, por ejemplo, o cuando se le agarra de la cabeza y se la empieza a agitar como cogiéndosela por la boca), y también, la parte sensible, por que hay las que en apariencia lo hacen maravillosamente, pero ya metiéndoles el pito ala boca, uno se da cuenta de que muerden o raspan con los dientes, o que la lengua se siente rara, en fin. Todo eso hay que evaluarles. Pero todo tiene que ser muy metódico y profesional. Por ejemplo, eyaculaciones sólo puedo tener una al día, y debe ser específicamente para aquella dama que haya marcado en su solicitud que esa puede ser una de sus áreas de especialidad. Ya entonces, se le hace una eyaculación estándar, a la lengua, y se le pide que la mantenga ahí, la muestre un poco y luego la trague. De sus caras y reacciones, uno evalúa si realmente está hecha para eso o no. Eso sí. Nada puede grabarse, por una política de confidencialidad y respeto que tiene la compañía.

Sólo las verdaderas profesionales, entonces, llegan a ese triunfal mundo del cine porno, en el que pueden convertirse en leyendas, o pasar inadvertidas con 3 ó 4 cogidas en su carrera.


Espero que la semana termine bien. Y el fin de semana será fin de semana largo. ¡Qué bueno!

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Y ya. Es todo lo real anormal que tengo, por el momento. ¡Buenas noches! 

2 comments:

Tinosoft said...

El del chico que sudaba arena hasta pareció chiste, muy buenas historias de realidad anormal.

Francisco Hernández said...

... tuve que imprimir el artículo para poder leerlo en un mejor momento. :D