Halloween es una de mis épocas favoritas del año.
Por supuesto, va de la mano con el Día de Muertos, para que se ahorren los gritos de "¡¡MALINCHISTAAA!! ¡¡QUE LO QUEMEEENN!!" Ambas festividades me llenan de gusto, respeto y una emoción muy particular.
El Halloween se metió mucho en mi memoria emocional, porque viviendo en Durango, más al norte, es algo obligado el disfrazarse e ir a pedir dulces, desde mis épocas infantiles. Creo que aquí en el D.F. es algo más reciente, o no sé.
En mi casa (les iba a decir esa tan chilanga frase "mi casa que es su casa, su pobrecita casa tan suya suyita de usté", pero me niego. Luego hablaremos de eso y les pondré en claro lo ridículos que se ven diciéndola.), en los halloween pasan cosas como esta:
Y, mi hijo y yo, también hemos hecho cosas como estas:
Y ya. Amo Halloween.
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4 comments:
... pero ya quítate el disfraz de Zombie Godinez que usas todos los lunes en la oficina...
#Oknot. Saludos
Aquí en el DF antes era mega forzoso salir a pedir dulces (te hablo de los ochenta/noventas) cuando aún no había tanta violencia y te podías ir en bola con tus amiguitos, te daban dulces o dinero.
El día de hoy ya no lo he visto tanto en las casas así que me llevo a mis chamacos a Coyoacán donde se hace una verdadera fiesta gigante de disfraces; niños y adultos disfrazados, pidiendo y regalando dulces.
Oh siii! también amo esta época...
¡jajajaja! El disfraz de Zombie Godínez no me lo puedo quitar todavía... las consecuencias serían terribles, Gonzalo.
xD
¡Sí! Es maravillosa la época halloweenesca, Nancy, es toda una oportunidad para reencontrarse con la propia niñez.
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