Monday, October 20, 2014

EL LIBRO DE LA VIDA





Acabo de regresar de ver "El Libro de la Vida".

Y me gustó. Mucho.

Debo decir que mis expectativas eran casi nulas al respecto de la película en general. La veía como una película gringa, de esas que intentan sintetizar aquello que llamamos la mexicanidad, en 90 minutos de gags sobre lugares comunes y chistes que apuntan más al cliché o al prejuicio, que a una realidad, actual o inserta en el contexto de la tradición. Películas que yo considero vomitivas como "Nacho Libre" o algunas muy anteriores que buscaban posicionar al migrante mexicano como un ente 'gracioso' y lleno -entre otras cosas- de ignorancia, vicios y/o falta de refinamiento. Películas como "Three Amigos", "A Million to Juan" o "Born in the East L.A." que, si bien no dejaban de tener algo de gracia (aunque había que buscar un tanto esa gracia, en mi opinión) solían dejar un sabor a mexicanidad o 'latinidad' incompleta, agringada... artificial.

No, no pretendo suponer que varias de esas caricaturas de la mexicanidad no encierran, en medio de esos chistes fáciles, algo de la esencia del mexicano real que vive 'del otro lado' (tal vez hasta de este). Y sin embargo... en muchas de ellas encuentro más lo que los norteamericanos quieren ver en el mexicano, que lo que realmente es.

En fin. El caso es que, con ese tipo de expectativas llegué a El Libro de la Vida. Algo de esas expectativas, debo decir, se vio cumplido. Sin embargo, debo destacar que la imaginería y el entorno estético hiper mexicano que logra la película, terminó gustándome. La abstracción y burda deformación de rasgos de algunos de los personajes, me recordó a los personajes en los cartones de Magú, conservando un encanto particular y bizarro.

El resto, eran como una cruza entre personajes de Minecraft, Lluvia de Hamburguesas y el video de Dire Straits, Money for Nothing <--- gran rola.

Debo decir que, al inicio, estuve cerca de caer en pánico, al encontrar que uno de los protagonistas era un torero. Todo mi ser gritó: "Si el protagonista es un puto torero de mierda, y van a defender al toreo como arte mexicano, me salgo de inmediato". Sí, lo siento, esa clase de sentimientos me provoca el toreo, tal cual.

Y sin embargo... ¡no me salí! ¿saben por qué? Porque ese protagonista es, justamente, un torero que no quiere serlo. Y su padre lo obliga. Y debe decirse que él no se niega por que tenga miedo, él es perfectamente capaz de hacer todos los lances que quieran en el ruedo, pero se niega a matar o dañar al toro. Y eso, obviamente, no gusta al padre. Porque, en la ignorante y diminuta mentalidad taurina, al toro hay que vejarlo, hay que dañarlo. Y, por supuesto, ya que el cobarde que lo torea se divirtió torturándolo (y ni siquiera es capaz de hacerlo él solo, requiere esbirros), pues hay que matarlo.

Pero eso no ocurre en esta película. Es más, en el punto climático de la historia, el protagonista debe lidiar a un brutal toro fantasmal y, en lugar de matarlo... le canta una canción, pidiéndole perdón a él y a todos los antepasados toros que han matado sus antepasados humanos. Y yo -ya sabrán- estaba a punto de pararme... pero a aplaudir. Maravilloso. Épico. Toda esa vertiente de los toros, me pareció una bellísima lección antitaurina, que fue de lo más destacable que, entre otras cosas, pude encontrarle a la película.  

Así que, mi recomendación es verla. Habrá cosas que les gustarán, y otras que no. Pero es un buen intento de animación, realizada en Estados Unidos (los estudios de producción son ReelFX, en Dallas y California), pero producida por Guillermo del Toro y con toques muy mexicanos. 




3 comments:

Tinosoft said...

Ahora me dan más ganas de ver la película, gracias por tu reseña.

Monoaureo said...

Muy cierto, muy cierto... Esos monos tan "feos" son tan de Magú, que más mexicanos no se pueden. La Catrina está muy bonita. Y lo peor es la ensalada sin ton ni son: La Catrina -personaje de Posada- es novia de Xibalba, dios Maya del inframundo... Pero bueno, se vale. Saludos moneros.

EL PEATÓN said...

¡Exacto, Monoaureo! yo también encontré esa revoltura de lo maya con lo mexicorevolucionario un tanto... ¿forzada?

Además de que ese Xibalba tenía -en mi opinión- rasgos y actitudes demasiado parecidas al Hades de la película Hércules, de Disney (claro, tal vez así DEBAN ser los señores del inframundo en la cultura que sea).

Se me hace que hasta hubiera quedado mejor El Ánima de Sayula, aunque hubiese requerido prohibir su exhibición al público infantil, ¡jajaja!

¡Saludos!